Pues si, parece que demostrar tus habilidades rompiendo la seguridad del teléfono con más éxito de todos los tiempos tiene su recompensa (aunque recordemos que para poder sufrirlo había que tener un iPhone Jailbreakeado con el paquete SSH instalado y no haber cambiado la contraseña de acceso).
Ashley Towns, el joven australiano de 21 años, autor de la “primera cepa” del gusano, que transformaba el fondo de tu iPhone por una foto de Rick Astley con el mensaje “ikee is never going to give you up” y que infecto a entre 17000 y 25000 iPhones australianos, así lo anunciado por Twitter, asegurando que empezará a trabajar para la empresa mogeneration, desarrolladora de software para el teléfono de Apple.
Recordemos también que este gusano ha sido la base de una variante que no era tan bromista y se ha estado usando para recabar datos bancarios y personales de los propietarios del teléfono.
No es la primera vez que pasan cosas por el estilo, pero teniendo en cuenta que Ashley ni siquiera se disculpó por la gracieta y que incluso desde la propia compañía de software se advertía (y se sigue advirtiendo) sobre el virus, me parece cuanto menos curioso, que se haya producido esta nueva relación laboral como si nada.
Esta claro que demostrar tu talento, tanto para bien como para mal, trae consecuencias. A veces buenas, a veces malas. Esperemos es que, tal y como están las cosas, no veamos una avalancha de amigos de lo ajeno programando códigos con mala leche para conseguir un empleo.
Ashley Towns, el joven australiano de 21 años, autor de la “primera cepa” del gusano, que transformaba el fondo de tu iPhone por una foto de Rick Astley con el mensaje “ikee is never going to give you up” y que infecto a entre 17000 y 25000 iPhones australianos, así lo anunciado por Twitter, asegurando que empezará a trabajar para la empresa mogeneration, desarrolladora de software para el teléfono de Apple.
Recordemos también que este gusano ha sido la base de una variante que no era tan bromista y se ha estado usando para recabar datos bancarios y personales de los propietarios del teléfono.
No es la primera vez que pasan cosas por el estilo, pero teniendo en cuenta que Ashley ni siquiera se disculpó por la gracieta y que incluso desde la propia compañía de software se advertía (y se sigue advirtiendo) sobre el virus, me parece cuanto menos curioso, que se haya producido esta nueva relación laboral como si nada.
Esta claro que demostrar tu talento, tanto para bien como para mal, trae consecuencias. A veces buenas, a veces malas. Esperemos es que, tal y como están las cosas, no veamos una avalancha de amigos de lo ajeno programando códigos con mala leche para conseguir un empleo.
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